miércoles, 28 de noviembre de 2012

y aún no veo llegar la luz



El tiempo corre lentamente y aún no veo llegar la luz; sigo buscando camino para abrirme paso. Una semilla, tal vez un fruto. Algo tiene que salir de este nudo. A mi mente vienen olores difíciles de olvidar, sabores que un día pudieron encantarme, sentimientos que nadie puede experimentar.

Recuerdo mi primer juguete: un carrito clásico de colección que a la larga desapareció, mi perrita, compañera de infancia. Mi pelota que por travieso termine volando; la caída en mi bicicleta me animó a levantarme y jamás dejarme rendir; las risas, los retos que yo mismo me ponía; caminar por las vías del tren, escalar montes de tierra, jugar con los charcos de la lluvia, bañarse en lodo sin miedo. ¡Los papalotes, los aviones de papel!, las caricaturas y las aventuras. Las fiestas en donde tenía que animar a todos a bailar, me cansaba pero no podía parar. Mi primer libro, la novela y la imaginación que experimente de chiquillo al saber de un beso sin censura. Los viajes, las sorpresas, la escuela, los amigos, mis enemigos y desconocidos que le han dado vuelta y giros a este pequeño mundo. Los partidos, mis equipos, los proyectos que hice sin querer, las locuras, que me han vuelto una Termita en Conalep, y que ahora me ha hecho trascender.

Porque si de mi pensamiento puedo sacar, diría que de la escritura puedo confiar. Es como recordar lo que un día  y ahora sin mirar atrás.

Manuel Enrique Pulido López
Conalep Plantel Tehuacán  

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