lunes, 2 de julio de 2012

Un mundo sin gente 12: UN MUNDO SIN PERSONAS Y SIN ANIMALES





Siempre he querido un jardin en forma de laberinto… como el de la película de Alicia …¡ya lo tengo!

¡Es tan grande!, estoy en la entrada… sigo caminando no sé por dónde ir, ¿qué sera bueno, izquierda o derecha? Está bien: derecha.Todos los bordes son de árboles muy grandes.Así que no puedo ver que hay en el pasillo de a lado. Imagino que soy la única dentro de él.El camino es largo y agradable, auque tengo nervios, ¿talvez me pierda y después cómo regreso a la salida? Necesito llegar al centro de esto.Me sorprende cómo es que estoy aquí dentro, creo que tardaré días regresar, veo muchas flores de colores.  El cielo se ve tan lejos de mí…cómo quisiera llegar también a él. Esa nube parece un tren largo y veo que va sacando humo de la chimenea; ¡allá hay otra! Esa parece un trebol, por cierto aquí no he visto ni uno; se desvaneció muy rápido.  Aquella parece un corazón ¡qué lindo!… dejaré de distraerme con las nubes, seguiré mi camino.

Me he cansado de caminar mucho.Todos los arbustos del laberinto son verdes y huelen  muy rico, amo el olor a humedad.Creo que es porque ha comenzado a llover. Miles de gotas vuelan en el aire, y viene hacia mí, qué rico se siente el frío de la brisa, ¡se ven tan pequeñas las gotas que vienen cayendo!

Me he refugiado bajo un arbol grande, la lluvia no para. El árbol da manzanas, unas muy rojas y grandes y también ricas. Creo que las gotas han desaparecido un poco… seguiré caminando.Casi llego al centro y sigo viendo el cesped. Está comenzando a obscurecer y las estrallas comienzan a aparecer, son unos puntos tan diminutos, con un brillo espectacular, principalmente aquella.Es la más grande y brilla mucho más. La luna es enorme y en ella se ve un conejito, brilla mucho.  Mirando el cielo me distraje y no me di cuenta de cómo he llegado al centro. ¡Rayos…! Ahora voy de regreso…



Diana Laura Jimenez Toribio

Conalep Plantel Calipam 151

Un mundo sin gente 11: DESCRIPCIÓN DEL PATIO DE MI CASA






Estar junto a la naturaleza es algo muy hermoso, respirar ese olor que los arboles y las flores desprenden y más hermoso es cuando estás en contacto con ella.

         El patio de mi casa es un lugar en el que sientes una gran tranquilidad al tener a tu alrededor arboles tan grandes y más cuando son arboles que dan frutas. Hay árboles de naranjas y cada temporada es emocionante ver cómo sus frutas van creciendo: empiezan con su florecita hasta que llega el gran fruto. El árbol tamarindo, con hojas pequeñas pero con gran intensidad en estas fechas es su temporada. El árbol de guayabas que son rosaditas por dentro y amarillas por fuera. El del limón cuyas sus hojas ya tienen espinas de color verde, y no hay que olvidar ese gran árbol que permanece desde hace muchos años, que es de poco agua. ¿Cómo olvidar ese árbol que se llama mezquite que al parecer ya se están acabando, ver su  tronco grueso y café es algo muy bonito.

En ese mismo árbol está un nopal que crece como enredadera que da la fruta de la pitajaya de color rosa por fuera y por dentro es  gris con muchas semillitas negras. También está el árbol que da las granadas y el aguacate, todos estos árboles están en el centro del patio.

En un pequeño espacio también se encuentran sembrados chiles, perejil, un papayo, yerba buena, un maracuyá cuyo fruto es como granadilla de color amarillo y por dentro su pulpa con semillas de color negro y unas cañas que están hermosas. Veo cómo van creciendo sus hojas en el transcurso del año.

Alrededor flores de diferentes tipos, rosas (que cuando salen sus botones son de diferente color en su esencia que tienen), una planta que da florecitas de color amarillo o rosas, la pascua que flórese en invierno y da su flor. La plantita que se llama moisés es muy hermosa, los paragüitos que salen donde sea y también el jazmín que tiene un olor muy rico, igual que la ruda y todos esos olores que hacen que respiremos aire limpio y diferente.

Lo más lindo de todo en este patio es cuando cambia el clima. Estando en él, cuando hace aire se oye el silbido de los árboles y sus hojas y ramas se mueven. Cuando llueve huele la tierra mojada, los arboles y flores tienen gotas de agua que se queda, en ellos cambia la tonalidad de color a su verde más intenso.



Karen Sánchez Tlaquiz

Conalep Calipam 151




Partes de un libro 6: LIBRELIRANDIA


LIBRELIRANDIA

Algo me pasó el día de ayer que fue lo más padre que me ha pasado. He soñado que estaba tan enfocada en lo que tenía que hacer sobre Preceptorías y soñé lo padrísimo que era estar en un libro de Termitas, entonces estaba tan, tan cansada que me quedé dormida y tuve un sueño muy raro pero divertido.

Estaba en un lugar bonito dónde había un río de letras, entonces me senté para ver ese río. De repente Cortes se me acercó y me dijo:

–¡Hola, amiga! ¿Cómo estás? ¿Andas perdida o por qué tan sola?–, y yo le contesté: –¡Hola! Pues no sé exactamente qué hago aquí pero tengo mucha curiosidad por conocer–.

–Está bien, te llevaré a que conozcas Librelirandia–, me dijo Cortes. Caminábamos sobre el pasto que eran tiras de hojas cuando se acerca Planos y le dice a Cortes: –¡Hey, Cortes!, ¿cómo estás?, ¿Qué andas haciendo?

–Hola, Planos, pues llevo a mi amiga a que conozca Librelirandia y tú ¿adónde vas?– contestó Cortes.

–A ningún lado ¿los puedo acompañar?– contestó Planos.

–¡Claro que sí! –, dije. Entonces me empezaron a contar de ellos. Lo más gracioso de todo fue que cada quien tenía una versión diferente de uno mismo. Cortes decía que Planos era un chico muy superficial y buenísima onda y Planos decía que Cortes era malvado y engreído pero que a pesar de eso era un chico que te apoyaba en lo que necesitaras. Seguimos con nuestro camino y nos encontramos a Cubiertas. Cortes se puso tan nervioso cuando la vio que casi se desmaya.

–Hola ¿cómo están ?–, dijo Cubiertas.

–¡Hola, Cubiertas, ¿como estas...?–, contestó Cortes muy rápido. Cubiertas se sonrojó al ver que Cortes le había sonreído. Se veía amor entre ellos, nada más que no se atrevían a decirlo. Lo malo de esta parejita es que ella tenía novio. El novio era una persona tan posesiva y mandona que ella estaba obligada a estar con él. Él se llamaba Nervios y tal parece que lo habíamos invocado porque apareció y le dijo a Cortes:

–Oye, ¿qué haces con mi novia? ¡Ya te había dicho que te alejaras de ella pero no entiendes! –. Interrumpió Planos y le dijo a Nervios: – Oye, cálmate. Sólo la saludamos. No es para que te pongas así.

–Déjalo, Planos, no vale la pena–. Dijo Cortes. Entonces nos fuimos y les pregunté quién es él y quién es ella. Ellos me contestaron (bueno, principalmente Cortes): Ella es Cubiertas y es la mujer más bonita que hay en Librelirandia. Es hija de Tejuelo, el Rey de este lugar.

–Y él es Nervios, el guardián del rey, el futuro esposo de Cubiertas–. Me dijo Planos. En cuanto vi a Cortes, bajó la cabeza entristecido y le dije: –No Cubiertas, no te pongas así. Ya vendrá a ti. Además se ve que te quiere porque te ve con ternura.

–No, cállate, él sabe que sí lo quiere pero no puedes hacer nada. Ella está comprometida con él y no hay vuelta atrás–. Dijo Plano. Entonces se me ocurrió hablar con ella, pero para eso tenía que burlar a los Guardas. ¡Qué raro era decir eso! pero pues sí, así se llamaban. Logré entrar al castillo y ahora debía encontrar la recámara de la princesa Cubiertas. Me quedé paralizada de tan enorme que era el castillo pero logré encontrar su recámara. Abrí las Hojas de Respeto o Cortesía (qué raro nombre para unas puertas pero así era), y la encontré y me quedé sentada junto a ella platicando sobre lo infeliz que era y que no quería casarse con Nervios.

– ¡Cubierta, baja un momento por favor!–. Escuchamos los gritos de su papá Tejuelo, que lo gritó 3 veces.

–Escóndete, por favor, ellos no deben verte–. Me dijo Cubiertas. Me escondí y bajé silenciosamente por las Portadillas. (También, qué raro nombre para unas escaleras).

–Mañana te casarás con Nervios, hija, y es mi última palabra. Nos conviene que te cases con él, entiende–. Escuché decir al papá de Cubiertas. Entonces corrí hasta Cortes y le dije que el papá la obligaría a casarse con nervios.

–No puede ser, tendré que evitarlo, ella es el amor de mi vida–. Me dijo

–Estás loco, ¿cómo vas hacer eso? Te pueden matar–. Dijo Planos Entonces fuimos a la Contraportada que era la iglesia real (lo sé, raro nombre para ella). Entonces Cortes y Plano (claro, acompañados de mi presencia) interrumpe la misa y dice:

–Esta boda no puede ser porque estoy enamorado de ella–. Entonces Cubiertas se desmaya y Nervios le dice a los Guardas que lo encarcelen junto a sus compañeros de rebeldía. Nos metieron en un lugar muy raro llamado Frontis (insisto, ¿en qué lugar le ponen nombres raros a los lugares?... ¡Era el calabozo!). Desesperada por no saber qué hacer con todo me puse a llorar.

–No te preocupes, lograremos salir–. Dijeron ellos y yo les contesté: –¿cómo saldremos?

–Por las Portadas–. Contestaron ellos.

–¿Portadas?–. Dije.

–Sí, en tu lugar les llaman alcantarillas–. Dijeron ellos. Esa parte no la recuerdo bien, ni cómo llegamos a las Portadas, pero logramos salir. Él logró ir a la torre. Para su suerte, se encontraba su papá. Lo más raro es que cuando llegamos a la torre, Cortes y Tejuelo estaban platicando bien, sin gritos ni nada. Al paso del tiempo, Cortes y Cubiertas se enamoraron más y más hasta que se casaron. No digo que fueron felices, pero todo final tiene un principio.

¡Oh!, por cierto, tuvieron dos hijos hermosos. Ellos se llamaron Página de Derechos y Dedicatoria.

Insisto ¡qué raros nombres !



Conalep Atencingo

Madelen Lizeth Rodríguez Ramírez