Tal vez no soy tan
fuerte, el rumbo a dónde voy es obra de alguien más.
Mi lugar de partida
siempre es la orilla, que por cierto a veces se vuelve muy feroz. De dónde parto,
a dónde voy y a dónde llego, siempre habrá cientos iguales a mí, pero no todos
con el mismo objetivo.
Hago
el esfuerzo ¿ saben por qué? Porque siempre desee estar en este lugar, para
poder sentir lo que sienten otros. Mi deber es obedecer, cuidar, y proteger, pero sobre todos esos
deberes uno me apasiona: el deber de viajar.
Quiero
decir que si se diera la casualidad de que quedes en mis manos, te protegería
como mi vida, y te impresionaría como nadie; te daría el mejor de tus momentos y
podrás sentir mi seguridad. Seremos uno y la unidad nos hará, y seremos vencedores
porque tengo el don de la victoria.
Tu
confianza me hará ser grande. Te confesaré que en mi interior llevo un tesoro: tú.
Desde que era árbol, hasta que fui barco.
He
viajado desde oriente a poniente, en tormentas y tempestades y día con día voy
formando mi propia historia.
Alma Delia Arce Pérez
Conalep Atencingo
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