Me levanto y, por lo que logro sentir es tierra lo que está a mi
alrededor, mi tacto es el que me orienta, continuo avanzado hacia mi derecha y aún
no encuentro algún muro de referencia, pero sigo avanzado y me comienzo a
afligir ,¡oh! como quisiera saber en qué lugar me encuentro.
Comenzaré, por tranquilizarme, y pensar de manera firme, como paso número
uno tendré que ubicarme, por las características que encuentro, todo indica que
es un túnel.
¡Santo cielo, un
túnel! ¿Cómo lograré salir?, todo indica
que es un camino muy largo, pero de alguna
u otra forma debo salir.
Perfecto, he comenzado mi camino a través de este largo túnel, y en
realidad es escalofriante estar sola sin sentir la existencia de algún ser,
toda este silencio me agobia.
En mi interior hay una voz, que me dice que a pesar de todo tendré que
salir adelante, esto es lo único que me alienta a seguir mi camino. En
ocasiones siento mucho frio, el polvo de este lugar me hace estornudar
repetidas veces, hay gotas que caen sobre mi cabeza, y unos pequeños pero
afilados grumos de tierra están húmedos, aquella humedad me ha provocado un
resfriado.
La incertidumbre de saber qué pudiera pasar, me mantiene intranquila,
extraño aquella luz que me permitía saber si era de día o de noche, aquel olor
de las flores, lo único que puedo presenciar es el sonido del viento que se ha
manifestado como fiel acompañante, siempre está a lado mío y me escucha.
Cada vez el camino es más angosto, esa pequeñez que perturba, de pensar
que pudieras quedar atrapado entre montones de tierra. Pero es la situación en
la que solo existe esa salida y debo confiar, y así encontrar la luz que tanto anhelo ver.
Ahora el trayecto se ha convertido en una clase de pesadilla, el aire se
aparta de mí, la presencia de las rocas aparece continuamente, pero mis
sentidos, continúan trabajando, y siendo controlados por aquella voz interior
que me permite saber que dirección tomar.
Ahora comienzo a ver un pequeño destello de luz, no puedo olvidar todo
lo que tuve que recorrer para llegar hasta aquí; he de reconocer que no fue fácil saber qué
dirección tomar, se que pudieran existir otros caminos, pero la fuerza que
controla mi ser me indicaba seguir línea en recta, y que solo así no perdería
mi orientación.
Esa luz que anhelaba ha vuelto y en este momento tengo la dicha de
disfrutar la vida.
Dany Mota
Conalep San Martín Texmelucan
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