Me dicen mis padres que
cuando nací, nací con mucho pelo; por puesto en la cabeza. También que era un
bebé muy gritón y muy chillón, que nomás quería estar comiendo. Mi mamá me
decía que era muy juguetón desde la panza y cuando nací me chupaba mucho los
dedos de los pies. Yo no entendía cómo podía introducir los dedos de los pies
hasta mi boca porque ahora no tengo esa flexibilidad.
En
mi primera infancia recuerdo un juguete muy hermoso con figura de un animal que
a mí me gustaba mucho. Recuerdo que un día me encontraba jugando con él en el
patio de mi casa y de repente no sé qué paso que se me olvidó en dónde lo había
puesto. Después de jugar con él, recuerdo que tenía un aroma agradable: olía a
manzana, y hasta la fecha lo recuerdo.
Mi
adolescencia fue todo un cambio muy sorprendente, no sólo para mí no para todos.
Bueno, también muy feliz por esos cambios en mi cuerpo. Llegaba los momentos en
que me empezaban a gustar las mujeres,
me sorprendía ver mujeres muy hermosas pasar frente a mí.
Ahora
me siento con valor para afrontar las cosas de la vida, mi juventud la estoy
viviendo al máximo, ¿por qué?... No sé, hoy estamos aquí pero quizás mañana no.
Ahora estoy enamorado de una chava que va en la misma escuela pero no en el
mismo salón. Yo con ella me hablo y soy su amigo pero sólo eso: un amigo. Yo no
tenía el valor, la forma de decírselo, el lugar apropiado; y otro chavo se me
adelantó y ahora anda saliendo con él pero no importa, yo esperaré que haya una
oportunidad para poder acercarme a ella y decirle que la amo desde que nos
conocimos. Me enamoro con su belleza.
CONALEP, Atencingo 093
Asistente Directivo
1er semestre
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