Cuando
miré su cabeza había un festival de colores vivos, de esos que me hacen
enloquecer: sol color naranja, besos color rosa, abrazos color dorado alegría
color amarillo etc. Se colocó un cuadro de fantasía en mi cabecita. Cada página
es bonita, cada cabeza es un mundo, cada libro es un universo, y cada universo
en sí forman una galaxia que con toda su fuerza componen una explosión sabor conocimiento.
Cuando cierro los ojos y por un momento me uno
al mundo de los invidentes, soy
cómplice del mundo y sus texturas: suaves, rugosas, extrañas. La cabeza del
libro colorido era tersa, hablaba en el fondo de mí, ¡qué raro! miraba a todas
partes en donde me encontraba. Cada quien metido en lo suyo; era la única que
lo percibía, era un susurro de aquellos que hace tu mamá al oído al darte las
buenas noches y darte un beso antes de dormir. Mis manos abrazaron el libro y
se escuchó una segunda voz: el señor Pie me repetía una y otra vez que sus converse eran más bonitos que los míos, –Mi
pie es más pequeño, por lo tanto es más hermoso y aparte jamás huele a quesitos–,
me reí un poco y asentí con la cabeza, la cabeza del libro le calló diciéndole:
–Mi cabeza es grande y llamativa, todos leen lo primero así que soy más
sorprendente. ¡Ellos hablaban! Al menos era la única que percibía que lo
hacían.
Caminé a la mesa más próxima, me senté y abrí
el libro. Lo miraba como si fuera mi regalo de Reyes Magos, una mirada de esas
que sientes que lo ves por primera vez, ¡un amor a primera vista! Vi el lomo y
las yemas de mis dedos estaban muy entretenidas en ese instante, él no me habló
pero sentí que me veía detenidamente, pude imaginar que tal vez se le antojaban
unas galletas oreo con leche fría, pero interrumpió una voz que dijo: –¡Mucho
gusto! Yo soy la delantera y como mi nombre lo dice, siempre llevo la delantera
en todo, ¿cómo se llama usted?– Su
voz era como un silbato descompuesto, pero aun así le di mi nombre con una
sonrisa.
Susurros, murmullos, palabras y risas eran lo
que mis oídos podían percibir todo una revuelta de vocecitas incesantes, y mi
pensamiento fue interrumpido cuando la señorita Tapa mordió mi dedo meñique, no
fue muy fuerte, pero lo suficiente para dar un brinco de susto. La miré y me
dijo: –No pude evitarlo, ¡me encanta hacer eso! La niña Tapa tenía más colores
que mis ojos no podían dejar de admirar, hasta sentí que cada color tenía su
propio aroma: rojo a manzanas, morado a zarzamoras, verde a peras, amarillo a
la dulce piña ¡se me hacia agua en la boca! Estaba pensando aún cuando una voz
ronca exclamó, –¡escondan sus tijeras! Me llamo Cortes y no quiero que me re-cortes,
pero puedes decirme “Cortés” me hace sentir interesante. Me miró con unos ojos
coquetos y desafiantes a la vez. Me reí mucho tan fuerte que en la biblioteca
me dijeron que bajara la voz si no, me sacarían de allí. Lo disfrutaba
demasiado, era como una obra de personajes extraños que me hacían sentir
especial ya que era la única que podía comunicarme con ellos, ¡me sentí
protagonista!
Dejé el libro en la mesa mientras miraba las
expresiones de cada uno, entonces la ceja frunció sus cejas y me preguntó: –¿No
piensas leernos? La mayoría de las personas hacen eso, nos miran nos emocionan,
y después de un rato, nos vuelven a dejar en el mismo sitio, ya no hay quieén
quiera leer, ¡eso es tan triste! –. Antes de responderle una palabra el Cajo ¿?,
y el Contracanto dijeron que las personas están tan inmersas en la televisión,
en la computadora, jugando cartas o en el Xbox, y menos en una biblioteca o en
un espacio de su casa tranquilo, tomando un libro y con disposición de leerlo.
Me puse a pensar un rato y supe que tenían
razón, la señorita solapa me miró como esperando una respuesta, pero sus ojos
tiernos lo decían todo porque ella conocía que sus palabras eran ciertas, la
guarda rompió el silencio y dijo: – ¡Todos estos años de mi existencia, he
estado enamorada del Lomo! No puedo ocultarlo más, creo que éste es el momento
de las confesiones y fuertes declaraciones, le dijo al Lomo: –Cada día que pasa
escuchar tu voz es una motivación que no tiene precio–. Cada quién hablaba de
lo que pensaba y sentía, era una expresión tanto oral como escrita, miradas,
voces de silbato, voces roncas, colores vivos, texturas suaves o rugosas,
miradas que hablaban, que transmitían sentimientos, enamoramientos e
interrogantes, respuestas y planteamientos. Ésa tarde fue inolvidable, no sólo porque conocí un mundo diferente, sino porque hablé con
un libro de verdad y me di cuenta que un libro tiene muchas cosas en el que son
diferentes en todo, tamaños colores texturas y hasta el olor de ellos, pero ese
conjunto de diferencias trazan en su totalidad un camino, el camino a la
sabiduría.
Itzel Rosas Caballero INFO-406
CONALEP 153
¡Simplemente increíble! Me gustó mucho tu descripción del libro, él como cada parte se comunica contigo por separado y cada uno tiene su propia esencia me llamó la atención.
ResponderEliminarEn ocasiones llegamos a ver libros muy bonitos y llamativos pero,como dijiste,todo queda ahí, en verlos y ya, sin embargo lo mejor es que lo leamos pues los libros son una fuente inagotable de conocimiento y sabiduría.
Es mejor tener unos buenos libros que un mazo de cartas o un xbox, pero lamentablemente no sabemos apreciarlo siempre.
Saludos Itzel desde Conalep Puebla I
La termita: Jahaziel Guzmán
¡Eso es todo! cada vez que tomo un libro me imagino que antes de que el árbol haya sido talado al menos puede estar contento que tiene una doble vida, una segunda oportunidad un espacio en nosotros. Cuando veo a mis compañeros que recortan sus libros me imagino el trabajo que hicieron los editores, los que cuidadosamente elaboraron esos textos para que el libro de conocimiento llegara a nuestras manos, si lo pensamos de esa manera, no nos atreveríamos a tomar unas tijeras y recortar las fuentes de la sabiduría, estoy segura que no seria así.
ResponderEliminar¡Gracias por el buen comentario!
Saludos a la tribu.
Itzel Rosas Caballero Conalep Teziutlán ♥
Me encanta cómo se oye eso de tribu. ;)
ResponderEliminarConcuerdo contigo Itzel, es decepcionante cómo muchos de repente inician a recortar de los libros para cualquier cosa, o lo que es peor aun, sólo por diversión, un libro está hecho para cuidarse, leerse, aprovecharse y exprimir todo su exquisito sabor y llenar nuestra mente de discernimiento para más tarde actuar con perspicacia en nuestro diario actuar. El qué alguien haga semejante barbaridad con un libro no tiene ni idea de lo que está haciendo.
ResponderEliminarAbrazos desde Conalep Puebla I
Enrique Jahaziel Guzmán Jiménez
Jajajaja ¡también a mí! me imagino que somos una tribu, ¡tribu termitas! ^^
ResponderEliminarMuy buena idea Itzel, te apoyo jajaja aunque pocas veces escucho que se nos llame "tribu" pero es bueno retomar palabras de nuestro vocabulario que casi no ponemos en uso. Eso nos forma más para aprender.
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