Angustia Lírica
Todos en un lugar de silencio,
viendo cómo nada se mueve alrededor, una familia desesperada por que les
presten atención.
Las hijas son las más traviesas, pero se
desesperan, hace tiempo que no salen de casa, ansiosas le preguntan a su padre (el
señor Lomo) si jamás volverán a ver la luz del día, angustiado trata de darles
una respuesta a sus hijas (las Hojas) —No
depende de mí, recuerdo que antes –continuó—, la gente venía a nosotros diario; cada día era alguien nuevo,
nunca estábamos en soledad, pero ahora por algún motivo nos han olvidado—. Doña Portada responde tratando de ayudar a su marido: —Hojitas mías, lo que sucede es que ahora los humanos cada vez se
olvidan de nosotros más y más. Las hojas responden: — Pero, ¿Por qué? ¿Acaso les hicimos algo malo?
El tío Prólogo empieza a decir: —¡Todo es culpa de Portada! Si ella fuera más linda llamaría la
atención; además tú, Lomo, tu trabajo es mantenernos unidos pero nos has
descuidado—. Lomo se defiende pacíficamente
diciendo, calmados todos, no es culpa de ninguno de nosotros. Todos hemos
cooperado y nuestra casa, este libro, es muy bello; la culpa es del “internet”,
ahora menos vienen a visitarnos.
Portada
dice: Portadilla: —Tú eres experta en estos temas. Dinos
qué podemos hacer. Portadilla menciona que ella es sólo una compañera, que no
tiene ni idea de la solución. –Lo mejor será darnos por vencidos —dice Contraportada la hermana mayor, las Hojas le gritan: —¡Cállate! Sólo por ser la hermana mayor te la pasas llevando la
contra, ya ni siquiera el pequeño Colofón esta angustiado y tú sabes muy bien
que se pone como el tío Nervios muchas veces.
—¿Saben algo? Ya no aguanto, me
voy de aquí—, dice Tejuelo, y en un instante
saltó de su casa y cayó lentamente impulsado por el aire al frío suelo. —¡Nooooo!— Grita don Lomo. Su hermano
Prólogo lo consuela diciendo que de todas maneras ya estaba próximo a caerse,
no aguantaba tanta presión.
Toda la familia estaba sumida en la depresión,
sentían que ya no servían para nada, polvosos y anticuados querían seguir el
ejemplo de Tejuelo y terminar con todo, su mundo de zozobra y angustia iba
aumentando, en la oscuridad vagaban junto a otras casas y junto a otras
familias que creían lo mismo. Pero de repente todo el anaquel inició a tambalearse...
Sucedió lo inimaginable, un niño llamado Kevin
entró a la habitación, todos quedaron atónitos pues hacía años que nadie
entraba a ese lugar. El pequeño, asombrado de ver tantas casas, sí, tantos
libros se acerca poco a poco, sonríe a la familia y toma su casa. Todos
esperaban que la abriera, que explorara su casa, que visitara las habitaciones
de las Hojas o que con una palmada sostuviera al viejo Lomo. Kevin se queda
quieto, callado y no deja de contemplar el libro, esa bella casa. Así durante unos
cuantos minutos, todos en expectación, pero parecía que Kevin quedó inerte.
De repente abre el libro de manera explosiva,
instantánea, dinámica; las Hojas salen volando por toda la habitación, las
ilustraciones llenan de colores los ojos del pequeño Kevin, don Lomo se queda
en la mano de Kevin, pero Prólogo no lo piensa e inicia a platicarle de cómo es
su casa; Portadilla, Portada y Contraportada lo invitan a pasar, a meterse en
su casa, a explorar su mundo. Kevin esta atónito, el conocimiento lo envuelve,
las imágenes en su cabeza son tales que no las quiere borrar nunca, una risa
estruendosamente bella suena por todo el lugar, Kevin se divierte con las
Hojas, le atrae ver cómo el pequeño Colofón es tan inocente y tan suspicaz. Una
serie de brillos invaden su cabeza, toda una historia inicia a relatarse, la
fuente de sabiduría ha sido abierta a una persona más. Toda la familia está
feliz, se sienten queridos otra vez. ¡Ante ese impacto Kevin despierta!
Todo ha sido un sueño, se levanta corriendo y
le dice a su papá que lo lleve a la biblioteca más cercana para hacer tarea. Su
padre dice —¿Para qué? ¿Acaso no hay
internet en tu cuarto? — Kevin contesta: —Claro que hay internet, pero nunca se comparará a la sabiduría
encontrada en un libro, es una historia que cobra vida en tu cabeza sin que
veas una película, es una serie de eventos verídicos con un tono diverso, la
tecnología podrá avanzar pero nunca me olvidaré de mis amigos, Lomo, Colofón,
Portada, Prólogo, Hojas y todos los demás, visitaré sus casas siempre y dejaré
que me guíen sus palabras—. El padre queda turulato y lo
lleva a la biblioteca. Kevin le ha enseñado una gran lección.
Enrique Jahaziel Guzmán Jiménez
Conalep Puebla I
Mecc-206
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