jueves, 21 de junio de 2012

Partes de un libro 4: El Colofón enamorado


Érase una vez un grupo de amigos llamados: La pandilla de Termitas. Ellos eran de los que siempre convivían y se llevaban súper bien; un día, la señorita Portada quiso salir y dijo que quería ser la mejor en todo. El joven Colofón  se enamoró de ella desde el primer momento en que la vio, pero a pesar de que siempre la tenía cerca, nunca se había atrevido a declararle su amor. Un día, Prólogo invitó a la señorita Portada a tomar un helado; la señorita Portada aceptó muy gustosa, ella también se sentía enamorada del joven Colofón pero, como no veía nada de señales que se le declarara, decidió aceptar la invitación de Prólogo. Entonces se fueron por su lado. En el camino se encontraron a todos los de su pandilla, como el niño Portadilla y otra amiga suya que era la joven hoja de Cortesía, como también su amigo la Solapa, y por supuesto su amigo el Índice. Ellos los saludaron con gusto y siguieron en su cosas y el joven Prólogo le dijo que la quería, la señorita Portada le agradeció su cariño pero dijo que no podía estar con él, si amaba al joven Colofón, que sería más bonito tener una amistad nada más. Prólogo aceptó con toda cordura, pasearon un rato y se despidieron como amigos, cuando de pronto, por la calle se les presenta el joven enamorado Colofón. Y sintió unos celos y coraje al saber que la persona que amaba estaba con otro y no dijo nada, pero al llegar a su casa se puso a pensar, qué pasaría si él nunca se atrevía a decirle a la señorita Portada que estaba enamorado de ella. Él decía que era una mujer inteligente, bonita  y sobre todo que sentía algo muy especial por ella que no podía describir, y pensó, como le haré para que ella se enamore de mí y se dé cuenta de que la quiero. Y empezó por dejarle un ramo de flores al pie de su ventana. Quería que poco a poco ella se diera cuenta que era él, que le mandaba poemas de amor: Si me miras me siento pequeño, si me hablas me sonrojo, si me sonríes me sudan las manos y si me dijeras te quiero me derretiría como un hielo. Muchos poemas dedicados a ella. Le mandaba chocolates y ella los recibía gustosa pero con la duda de saber quién era esa persona. un día el joven apuesto llamado Colofón por fin se atrevió a declararle su amor. Decidió unir a todos los de la pandilla a que lo apoyaron y le llevara serenata de amor ala señorita Portada, ellos aceptaron felices. Uno tomó la guitarra, otro el acordeón, otro la trompeta, otro el violín. En fin, todo lo que pudieran encontrar para cantarle una canción. El joven Colofón preparó una canción especial para ella: Eres la  flor más bella de mi jardín, la más preciosa y como una  luz sin fin, quiero que sepas que te amo a ti, cuando te conocí, quise estar junto a ti. Sal al pie de tu ventana que no  puedo seguir así. Soy yo el que vive soñando. Si tú también sientes algo por mí, ¿que no vez que hoy me atreví?. La joven Portada saltó de la emoción al saber que era él, que estaba cantando y principalmente que todos sus amigos estaban presentes ahí. Salió de la ventana y sonrió con un gran suspiro. Al joven Colofón, la señorita Portada le dijo que estaba tan enamorada como él. Se dieron un beso y se declararon su amor que desde hace mucho sentían y decidieron ser novios. Vivieron momentos muy bonitos junto ala pandilla pero un día el joven Colofón enfermó y no quería ir al doctor para no sufrir la noticia de alguna enfermedad irreparable, lo único que quería era estar al lado de su querida novia Portada, se sentía débil y sin fuerza pues las partes de su cuerpo se había humedecido y tenía una enfermedad incurable. Al fin el doctor se atrevió a decirle que tenía que guardar reposo si quería vivir por más tiempo pero que su enfermedad lo había dañado demasiado y le quedaban tres meses de vida. Al saber la noticia se deprimió, lloró hasta más no poder. Se preguntaba porqué le había sucedido eso, si sólo quería ser feliz al lado de la persona que amaba. Tenía muchas reacciones por la noche y dolores por su enfermedad, la señorita Portada se preocupo  al ver que el día de la cita Colofón nunca llegó, fue a buscarlo a su casa y no le dieron razón. Colofón quería olvidarse de ella para no hacerla sufrir. Ella no entendía por qué estaba sucediendo eso. Un día Colofón, al tener una reacción de enfermedad fue a parar al hospital, en terapia intensiva el doctor lo observaba y la señorita Portada al enterarse, fue con mucha tristeza, dijo que no le importaba pasar los últimos días de su vida junto a él y ellos decidieron casarse y disfrutar de los últimos momentos juntos. Le pidió al doctor que lo dejara ir lejos a disfrutar con su nueva esposa lo más precioso de la naturaleza. El  doctor le dijo que guardara mucho reposo y que disfrutara de su viaje. Ala boda fueron todos los de la pandilla, incluso apoyaron con mucho, pues sentían que todo esto estuviese pasándoles a ellos que se querían tanto. La señorita Portada se vistió con un hermoso vestido de muchas letras de distintos colores y con frases bonitas y el joven Colofón  se vistió de un esmoquin con letras negras y se les veía muy guapos. Asistieron todos sus invitados, fue pequeño y sencillo. Para ellos unirse era lo más hermoso y ala vez triste. Al termino de la boda, sus amigos, las Paginas, sus tías, las Contraportadas y su primo el Índice les desearon muchos momentos felices y se fueron lejos. Al llegar a un hermoso paraíso, a un hermoso lugar llamado Lomo, donde hay praderas y corre el aire puro y fresco. Llegaron y se dispusieron a disfrutar el más bello día de sus vidas. Se olvidaron por un  momento que el joven Colofón estaba apunto de morir; se divirtieron como nunca lo había hecho. Fueron a otro lugares muy bonitos. Pasadas varias semanas, alguien tocó la puerta insistentemente. Era el doctor, el señor Índice dándoles el saludo más cordial. Al verlo se sorprendieron y se acordaron de la situación en que se encontraban. Él les dijo:—No se asusten, les traigo una buena noticia—.Lo hicieron pasar a aquella pequeña cabaña y le invitaron un café. Él les comenzó a decir—Esta noticia será la mejor para ustedes y me siento apenado por la situación—.Ellos no entendían y el doctor Índice les pidió mil disculpas y le dijo a Colofón:—Señor Colofón, se ha cometido una grave equivocación: usted no tiene esa enfermedad que se le diagnosticó, tiene sólo una infección. Usted se ha recuperado y está más sano que nunca. No pude avisarle antes por no saber dónde se encontraban y no quería obstruir su felicidad—.Ellos se pusieron muy contentos al escuchar esto y se abrazaron y le dijeron al doctor Índice:—No se preocupe, estamos felices porque nos ha devuelto ala vida—,—Sí—, le contestó el doctor, —su felicidad depende de ustedes, que disfruten de la vida pues al parecer la parte enferma de Colofón era sólo una humedad y se había secado y podría funcionar con totalidad. Agradecidos y muy contentos hablaron a sus amigos y dieron la noticia, muy contentos les desearon que fueran felices y despidieron al doctor y se miraron fijamente y el joven Colofón dijo:—Creo que Dios me ha dado una lección y ¿sabes cuál?…la lección ha sido tener que pensar que tenía una enfermedad mortal para que me pudiera casar contigo y vivir todos estos momentos que a tu lado he vivido. Dio gracias a Dios y prometieron cuidarse el uno al otro y que nunca se separarían y que serían felices para siempre.



Conalep Atencingo Puebla
 Rosalía Ponce Arce

1 comentario:

  1. Huy, muy buen escrito Rosa y qué buen mensaje. Creo que tienes razón todos los días vivímos como Colofón, aferrados a algo y sin atrevernos a hacer cosas distintas, pero poco a poco se fue desenvolviendo hasta lograr su objetbo, eso me recuerda que si nunca intentamos algo nunca sabremos cuál será el resultado.

    Pero tu escrito también tiene otro mensaje muy importante, en ocaciones no nos damos cuenta de lo que tenemos, vivímos como si todo lo fueramos a tener siempre, pero a veces nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos, por ejemplo, si tenemos la opotunidad de hacer algo que nos gusta y nunca lo tomamos en cuenta, cuando ya no lo podamos hacer entonces lo lamentaremos.

    Pareciera que nos hiciera falta alguna mala experiencia para vivir como de verdad se esperaría que fueramos. Es lo malo de muchos, por eso tenemos que agradecer todo lo que tenemos todos los días, tratar de hacer las cosas de la mejor manera posible y disfrutar nuestra vida, que es única.

    Saludos

    Jahaziel Guzmán
    Conalep Puebla I

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