Así es como empieza esta historia:
cuando Frontis (un joven de 23 años), decide irse para los estados unidos en
busca de un trabajo mejor para poder ganarse el pan de cada día, y poder
mantener al bebito que viene en camino y muy pronto llegará a este mundo.
Era un día muy
especial en que todos celebrábamos una gran fiesta, en unidad, ¡era tan
divertido!, que cada sonrisa venía desde el fondo del corazón. Yo sonreía
alegremente aportando lo mejor de mí para que la fiesta fuera la mejor de todas.
Caminaba por todas partes para encontrar lo divertido y fantástico que pudiera
alegrarme, y en tan sólo un instante, algo maravilloso sucedió: fue como un
ángel caído del cielo, lo miraba profundamente y él a mí. Quedamos totalmente hipnotizados,
no sabíamos qué hacer, hasta que se acerco a mí, nos presentamos y con el paso
del tiempo nos fuimos conociendo más a fondo. Cada vez que lo miraba, sentía
como si ya fuera mi territorio, me sentía feliz a su lado, y si lo perdiera, no
me resignaría a estar sin él.
En una noche
maravillosa, me invitó a una cena para presentarme con sus papás. Estaba muy
emocionada, ya podía sentir el cosquilleo en el estomago, presentía que al fin
el me propondría matrimonio, ¡y fue así! Me sentía la mujer más maravillosa del
mundo, al fin mi sueño se hizo realidad. Llegó el día en que me convertí en la
esposa de Frontis. Pasó un poco de tiempo, nuestra relación iba de maravilla,
¡no podía creerlo! Después de unos meses el médico me dijo que… ¡estaba
embarazada! ¡Que alegría! Cuando supimos esto nos dimos cuenta de que somos los
esposos más afortunados y los más felices del mundo, pronto regresamos a casa y
empezamos a planear en nombre de nuestro bebito, decidimos que se llamara
Solapa.
Lo malo vino
después, cuando nuestra situación económica era muy difícil, ya no nos alcanzaba
ni para la comida, y Frontis se encontraba sin trabajo. No sabíamos qué hacer,
hasta que a él se le metió la idea de irse para los Estados Unidos. Yo no
quería eso, porque temía que algo le pasara y de ser así, jamás me perdonaría
que mi hijo creciera sin su padre. Fue un día viernes, en que vi a mi esposo
partir de mi lado para irse a los EU. Con lágrimas le suplicaba a Dios para que
lo cuidara en donde quiera que fuera, y que le permitiera llegar sano y salvo al lugar que desea llegar.
Lo último que escuché de él fueron estas palabras: —que Dios te bendiga y te
guarde, cuida a nuestro hijo, te prometo que desde el día que nazca, ni a ti ni
a él les faltara algo, les daré lo mejor del mundo.
En camino al
desierto, pensaba: — ¡Ya no puedo más! Creo que no volveré a ver a mi amada
Portadilla, te extrañaré mucho, siempre cuidaré de ti aunque no me veas, ni me
escuches, y no pueda estar contigo. Sentiré el calor de tus abrazos junto a mí,
nunca te olvidaré, perdóname, porque no podré cumplir mi promesa, pero desde
donde esté, siempre estaré contigo para protegerte, para darte las fuerzas de
seguir y de luchar contra los obstáculos que nos enfrenta la vida.
Es así como mi
amado partió de mi lado, de una manera tan triste. Me arrepiento de haberlo
dejado ir, hubiera preferido mil veces estar en la pobreza a haber perdido al
amor de mi vida.
En fin,
pasaron 3 años, mi hijo sigue creciendo, y yo no sé qué responderle cuando me
pregunta por su papá. Llevo en mi conciencia las mentiras de decirle que se
encuentra en los Estados Unidos.
Mi mamá (Guarda), y mi hermana
(Colofón), me aconsejan que debería de hacer mi vida nuevamente, dicen que
estoy demasiada joven para estar sola y con un hijo de tan sólo 3 años.
Un día de
paseo con mi hijo por el parque, me encontré de casualidad a una persona que
estaba con una pequeña niña, no sé porque, pero tenía la sensación de que esa
persona era alguien conocido para mí, como si fuera del pasado y regresara al
presente para buscarme, y decirme algo que ha tenido oculto desde hace mucho
tiempo. Entonces me acerque a él y me armé de valor para saludarlo, le pregunté
su nombre, y me respondió diciendo que se llamaba Índice y su pequeña se
llamaba Cubierta, estuvimos conversando un momento, y resultó ser ¡un chico que
fue mi novio! Me sentí muy incómoda al haberlo encontrado después de tanto
tiempo y sobre todo con una pequeña a su lado, pero después de contarme la
terrible historia que le paso a su esposa, los sentimientos me llegaron al
corazón y no pude contener las lagrimas al recordar lo que le sucedió a mi
esposo.
A cada día me
sucedía algo extraño, cada vez más no podía quitarme de la cabeza la imagen de
su cara, algo extraño me estaba pasando, creo que me estoy enamorando de él,
¡pero yo no puedo hacer eso! Le prometí a mi esposo que él sería el único amor
de mi vida, se lo prometí antes de que el partiera hacia los estados unidos, me
sentiría culpable si faltara a esa promesa, pero con los consejos que me daba
mi madre y mis hermanos, decidí darme una nueva oportunidad en mi vida, y para
el bien de mi hijo, no quería que pasara el resto de su infancia sin ver a su
padre. El y yo decidimos darnos una nueva oportunidad, confiamos en que seríamos
la pareja perfecta, y con los hijos perfectos para poder vivir muy felices, a
diario, fui descubriendo lo maravilloso que tenía por dentro, no dejaba de
sorprenderme, era idéntico a Frontis, y eso es algo que jamás me terminaré de
explicar, pero lo cierto es que aunque vivo con otra persona, jamás olvidaré a
la anterior, porque sé que fue el mismo el que me envió a esta persona, y me
hizo comprender que todos merecemos una segunda oportunidad.
Alma Delia Arce Pérez
Conalep 093 atencingo
Un relato muy completo Alma, es triste cuando en las familias surgen problemas económicos de de cualquier otro tipo y el hecho de que una familia salga adelante a pesar de las dificultades y adversidades es digno de encomiar.
ResponderEliminarTienes razón, hay que seguir adelante a pesar de las dificultades y más que nada, nunca rendirse. La situación de tus personajes fue triste al principio, nadie desea eso pero las circunstancias nos juegan una mala pasada de vez en cuando. Pero casi siempre hay segundas oportunidades y si no hacen ningún mal, hay que aprovecharlas. Ese fue un buen mensaje de tu escrito.
Saludos Alma de:
Jahaziel Guzmán
Conalep Puebla I