Hoy no puedo ver
en dónde estoy, sólo escucho sonidos que no sé de dónde provienen. Escucho un
sonido tierno (creo que es de mi madre que me da la bienvenida a su vida), con
el paso de los días entra a mí un rayo de luz, son mis ojos que comienzan a ver
el hermoso mundo… He visto a un chico que me mira con ternura, me ha levantado en
sus brazos y frota su mano en mi cabecita. Lo hace con una ternura que comienzo
a dormirme en sus brazos. No, no, no… Veo a mi madre a lo lejos que me habla y
me dice adiós.
No sé en donde estoy pero me encuentro en un lugar demasiado grande donde
unos chicos están saltando de alegría al verme. He comenzado a sonreír, siento
como si me quisieran. Me han traído leche sin tener hambre aun así me la he
terminado Extraño a mi mamá y a mis hermanitos creo que jamás los volveré a
ver. Me dicen: —Traben, ven. ¡Traben!—. Creo que ese es mi nombre. Ven, ven. Vamos
a dar un paseo al parque, abren la puerta de un coche y me dicen que suba. ¡Sí,
vamos a dar un paseo al parque!, abren la puerta y salgo disparado como un
corcho, me persiguen como locos sonriendo dicen: —Ven, Traben, ven aquí amigo
mío—. Estoy un poco agotado de tantas veces que me han aventado una pelota. No
sé qué tenga pero me encanta perseguirla a donde quiera que la arrojen, es hora
de irnos a casa es un poco tarde y ya están cansados igual que yo, pero aún
tengo muchas ganas de continuar jugando con ellos.
Hemos llegado a casa y me han dado un gran vaso con agua ¡Qué alegría! Mi
cuerpo lloraba por una gota, qué delicioso. Es la hora de comer, me encanta. ¡Y
con esta hambre soy capaz de comerme una gallina entera! (hasta las plumas
sacaría del hipo). Cada mañana salimos al parque a caminar. Me gusta seguir a
las aves. Me gustaría estar en las nubes como ellas. Al llegar a casa se van y
me dejan en el jardín en donde me quedo dormido. Y cuando veo la luz del sol
arriba de mí, corro a la puerta, me llaman y me acarician. No desearía una vida
mejor que esta: mi familia, me adora y con mis actos ríen. Qué bonita familia
tengo.
Han transcurrido 10 años. Puedo decir que han sido los mejores. A veces
me acuerdo de mi madre y de mis hermanos y me pregunto: ¿Cómo han de estar
ellos? Hoy no me han llevado al parque a seguir a las aves y se les ha olvidado
darme de comer. Creo que tienen muchas cosas que hacer, han de estar muy
ocupados. Ha pasado un día entero y no me han saludado y apenas si me han dado
de comer. Ya casi me comía las piedras que están en el jardín, me siento sólo porque
se han olvidado de mí. Sólo, me ven cuando me dan de comer, han pasado algunos
meses y todo sigue igual hasta me han cambiado mi casita en donde duermo todas
las noches. En mi nueva casa cuando llueve, se moja mi colita y sufro de frío,
casi no como, el sol me mata y no veo a nadie… Me he convertido en un perro de
azotea.
Itzel Rosas Caballero
Teziutlán
que bonito me gusto mucho att diego herrera conalep puebla 1
ResponderEliminarMuy buen escrito Itzel. Me encanta esa forma en la que va recordando y anhela otros tiempos. Jamás se me hubiera ocurrido escribir acerca de un perro en una azotea, me encanta tu creatividad y el cómo el cambio va siendo tan sutil que uno ni se da cuenta.
ResponderEliminarNo es bueno descuidar tanto a los pobres animalitos, hay que tratarlos como tiernas mascotas para que no sufran.
Se me hizo muy interesante Itzel, abrazos desde
Conalep Puebla I
E. Jahaziel Guzmán J.