viernes, 27 de abril de 2012

Un mundo sin gente 2: Orbe Intrínseco


Orbe Intrínseco

Varado en una zona cerrada, pero me siento en total libertad. Hablo de mi cosmos, de mi orbe, donde mis movimientos se ven limitados por cuatro muros, pero mi espíritu está libre pues mi presencia vuela libremente por la computadora que está enfrente de mí, un teclado negro y sombrío pero que proyecta mis pensamientos lúcidos en esa pantalla plana, que tiene su cerebro a la izquierda, pero no mayor que el mío, con una serie de ramificaciones detrás que transportan la información llamados cables. Todo reposado sobre una mesa de madera, un mueble sobado pero funcional, no se le ve lo desgastado por el forro de plástico color madera que tiene en todo el superior.

 Debajo de la mesa un par de cajas guardan una serie de recuerdos, recuerdos pictóricos llamados fotografías. Enfrente de mí, arriba de la computadora, sobre una de las cuatro paredes verdes hay una serie de “evidencias” que comprueban mi desempeño escolar, para mí son sólo papel, pues mi avance se ve en mi persona y no en los papeles, pero aun así, sé que son importantes y los conservo para mi beneficio.

Atrás de mí, en la esquina de la izquierda está la entrada a este lugar, una entrada angosta custodiada por una puerta de madera con una manija de metal plateado, al abrirla puedo entrar o salir de mi orbe donde paso la mayor parte de mi tiempo, no es sólo un cuarto, es una utopía que manifiesta mis sentidos a mi gusto y a mi deseo. A lado de la puerta hay un librero antiguo pero de mucho valor para mí, contiene cuatro niveles: en el superior unas cuantas fotos, en el inferior sólo unos libros de mi secundaria y maletas que frecuentemente utilizo. En el resto de los estantes, una gama de sabiduría plasmada en hojas que me llama diariamente, son mis amigos los libros que nunca dejaría en el olvido.

Terminando ese frágil librero inicia un ropero pequeño, humilde y casi desarmado, pero que mi padre hizo con mucho cariño para mí. A pesar de que sólo son cuatro maderas unidas a la pared lo considero un ropero muy práctico de carácter modernista. Justo enfrente de ese roperito (que termina en la esquina)  está un rotafolio que mi padre usa para enseñarme cosas nuevas cada vez que hay oportunidad.

El cuarto se ilumina por las mañanas con un hueco sellado con vidrio que se encuentra ahora a mi derecha, una ventana de tres vidrios me permite disfrutar del paisaje del callejón de atrás. Estoy convencido de que los paisajes tú te los pintas, así que el callejón que se divisa por el hueco es una mera obra de arte. Debajo de la ventana está mi zona de descanso preferida. la cama que tiene una cobija azul y una cabecera metálica que llega a la otra esquina de la habitación, revestida por una tela grande y gruesa, pero a la vez decorativa, evitando que el frío llegue a mí en las noches.

Junto a la cama una base metálica de carácter industrial, con dos cajones y una repisa para poner los pies, se llama escritorio y lo uso muchas veces para hacer volar mi imaginación con los lápices, libros, hojas y otros materiales que tiene en su interior. Este escritorio está exactamente junto a la mesa que sostiene a la computadora, encima del mismo está una impresora negra y pequeña pero muy útil.

A mi izquierda, una mesa que contiene material del trabajo de mi padre y un cesto con muchos artículos de mi infancia. La mesa posee parte de mi material favorito, libros, hojas, lapiceros y cosas que pueden hacer que tu creatividad fluya. Ahora que lo pienso, estoy bien sin esos aparatos de “entretenimiento moderno” no tengo televisión en mi cuarto, ni DVD, ni estero, ni Xbox u otros aparatos, pero aun así me siento feliz y completo.

Mi limitante parcial para volar se ve arriba: un techo blanco y una gama de estrellas plásticas fluorescentes. La fuente de luz artificial, está en el centro del techo, por las noches prevé una luz blanca que alumbra a toda la habitación, desde atrás del librero hasta los mosaicos azules que cubren todo el piso.

Ese es mi entorno, mi mundo, todo lo que necesito para desarrollar mi mente y mi creatividad, la descripción parcial de un lugar utópico intrínseco en mi mente pero que esta fuera de ella.

Jahaziel Guzmán Jiménez

Conalep Puebla I

Mecc-206

2 comentarios:

  1. hola Jahaziel!
    Me encantó la forma en la que puedes describir todo tu entorno y además que le das su propia importancia a lo que para algunas personas nos parecería aburrido o poco interesante como unas simples notas de papel o un espacio en el que nadie se fijaría de todo lo que puede haber en él.


    De corazón te felicito y continua como hasta ahora.
    tu compañera y amiga
    Gabriela Espinosa López
    CONALEP Puebla I

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  2. ¡Muchas gracias Gaby!

    Desde hace tiempo que me gusta escribir y me gusta hacer pasar lo “simple” por algo sumamente interesante, no siempre lo logro pero eso es lo de menos, lo que me motiva es el poder expresarme y compartir mi sentir de una manera escrita. Creo que todos tenemos algo de escritores dentro pero no siempre lo podemos explotar de la mejor manera, todos podemos hacer desde pequeños cuentos hasta relatos apasionantes. Espero pronto leer el tuyo, muchos saludos y ¡abrazos!

    Jahaziel Guzmán
    Conalep Puebla I
    Mecc-206

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