miércoles, 16 de mayo de 2012

Un dos tres por todos mis compañeros, 1: Jugando el juego


Uno dos tres por todos mis compañeros

Jugando el juego de la vida misma, andando jugueteando al aire me encuentro, pero no puede ser posible que perdiera a tres de mis amigos en este juego, por el mundo divagando volaré hasta encontrarlos. Ryan, Prisca y Kaled; los encontraré, pero primero quiero que los conozcan, iniciando por el impetuoso Ryan.

¿Cómo iniciar a hablar de él? Ese gran joven de 26 años llamado Ryan, que de pies a cabeza es un rumboso, iniciando por su cabello cenizo como el carbón pero ondulado como las olas del mar e igual de rebelde, su cara es inolvidable pues es fina y sumamente expresiva, demuestra lo que siente con sólo mirar; sus ojos proyectan esa mirada de chico pícaro. Una nariz puntiaguda e imposible de ocultar se asoma por encima de su boca ajada pero siempre expresando cosas hilarantes. Sus manos ágiles le permiten hacer lo que anhela vehementemente. Su enjuto cuerpo se asemeja al cordel, simple y útil. Sólo habla de juegos y sueños ambiguos y se proyecta a una forma insólita de ser. Lleno de energía y vigor en busca de hazañas  explora su ambiente en busca de solución a las tribulaciones. Ryan es totalmente distinto a Prisca.

La pobre niña Prisca, de unos 11 años de edad, siempre la más tímida, escondida del mundo que la rodea. Sus mejillas igual que una manzana madura pero un sabor amargo en su vida, nunca tenía amigos, su vida era triste pero al ver sus ojos resoplando un brillo tal que nadie podía ponerle la mano encima recordaba que todo tiene una razón de ser. Su cabello color escarlata combinaba con sus labios y sus mejillas. Siempre con pantalones azules y blusas blancas y su piel clara como la arena caliza y suave como el algodón, Una chica que representa la perfección pero una mente tan infantil que creía que su mundo era un juego en el que iba perdiendo.

Él último en perder fue Kaled, ese amigo mayor de 49 años, su cuerpo membrudo iba acorde con su estilo. Cabello corto y café cubría su frente abombada. A pesar de ser una persona inteligente, su seriedad se sentía a metros de distancia, rara vez expresaba regocijo; siempre listo para actuar pero siempre después de pensar mucho tiempo. Aparte de alto, fuerte y delgado era mal humorado y enojón, sin embargo nunca tenía miedo de nada. Kaled tenía mucha experiencia pero pocas veces la usaba, nunca salía de la rutina y prefería hacer lo que ya sabía hacer que experimentar algo nuevo; aun así, extraña fue la ocasión en que rechazó una bravata.

                En mi búsqueda impetuosa llegué a la cúspide de una montaña, ¿Quién está aquí? Diviso el horizonte y a lo lejos encuentro a mi amigo. ¡Un dos tres por Kaled que está en esta colina! ¿Cuándo me iba a imaginar que estaría en un lugar así? claro, era de esperarse, sólo alguien como Kaled podría estar en una zona sin gente, sólo y descansando. La zona está llena de vida, muchas criaturas se escuchan a lo lejos, entre ellas aullidos de lobos, rugidos de bestias feroces y susurro de insectos. Este monte está repleto de árboles, la única luz existente es emitida por la radiante luna llena y la fogata de Kaled, alguien tan responsable como él sabe cuidarse solo, así que no me angustio; él está sentado en una roca, atizando  el fuego que lo mantiene vivo. Un gran árbol con imponentes ramas -que está detrás de él- cubre su cuerpo del aire frío de esta noche. ¡Te he encontrado Kaled, un dos tres por ti!

                A la mañana siguiente mi búsqueda me lleva a una playa, sería algo espectacular el ambiente si no fuera por una tormenta que no deja ni moverse de ahí. Un momento, un momento, ¡Un dos tres por Prisca que está en esta playa debajo de una palmera! La tormenta apenas y deja verla; el agua del mar está bulliciosa, el escándalo que hace al chocar con los peñascos es estruendoso. La playa tiene la arena café chocolate -por la humedad- sin embargo Prisca está totalmente seca, algo casi imposible de creer con esta lluvia cayendo a cántaros. El cimento en el que está es de piedras acorraladas a unos 50 metros del mar, la palmera que la reguarda ha aguantado todo el peso al agua vertiéndose en su vida. Lo sorprendente es que Prisca no se asusta ni se lamenta por la situación, sólo ve el agua y se siente feliz. Tomando en cuenta lo débil que es esta niña pelirroja uno se pregunta: ¿Cómo es posible?; Ella lo aguanta pues ya se acostumbró a vivir en un ambiente hostil y de densas tinieblas, para Prisca ese ambiente es de lo más normal, pues todos los días de su vida los siente así; es una pena pero la buena noticia es que te he encontrado Prisca ¡Un dos tres por ti!

                Todo marcha a la perfección, pero no he podido localizar a Ryan, para nada me preocupo, al fin es el más apto para estar solo, con esa edad, esa juventud, ese vigor y esa actitud no creo que esté en problemas. ¡Un, dos, tres por Ryan! Lo he encontrado, pero nada es como lo imaginaba. Está sentado sollozando en la calzada de un pueblo abandonado. Eso si no lo puedo creer, ¡tiene absolutamente todo y se lamenta! Las casas –aunque abandonadas- están en buen estado, todas de madera sólida y despintada, hay comida en abundancia en los locales vacíos, el camino de terracería lleno de polvo es de miedo pero sirve para viajar, no hay nada malo. El sol inicia a ocultarse. Ryan se entristece, todo está bien, hay agua, hay dinero, hay vivienda pero no es lo que él quiere; Ryan quiere alguien con quien compartirlo la soledad es la agonía de sus huesos y la penumbra de su vida. No te preocupes Ryan ¡Un, dos, tres por ti! Te he encontrado.

                Aquí termina el juego ¡¡Un, dos, tres por todos mis compañeros!!



Enrique Jahaziel Guzmán Jiménez

Conalep Puebla I
Mecc-206

2 comentarios:

  1. ¡Sentí que jugué! tu manera tan sencilla y fresca de relatarlo causa ésos efectos en mi imaginación inquieta, me gusta que no te enfrascas en personajes similares, son muy distintos y todo entre ellos es diferente, tu manera de reseñar es entendible y aparte entretenida, me llevaste a un viaje a la playa y a casas abandonadas, sentí que tocaba sus paredes grises.
    ¡Lo amé!
    Itzel Rosas C.
    CONALEP 153 Teziutlán

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  2. Gracias Itzel, la verdad a mi siempre me ha gustado meterme en los relatos, vivir lo que escribo, si describo algun lugar trato de imaginar cada detalle de ese lugar, trato de estar ahí y de plasmar lo que veo en mi escrito.

    Me gusta hacer que mis lectores se metan a la historia y por eso escribo así. Respecto a mis personajes, me gusta hacer las cosas variadas, con diferentes estilos y matices para que haya espacio para todos en una trama. Así puedo descubrir como piensan las demás personas y tratar de aplicarlo a mi historia, gracias por notarlo Itzel.

    Jahaziel Guzmán
    Conalep Puebla I

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