miércoles, 16 de mayo de 2012

Autobiografía 6: Anónimo


Pequeña biografía de mi infancia


Varias personas que conozco y yo, pertenecientes a una misma generación, estamos contentos de haber nacido entre la década de los noventa y los alrededores de esta época.

Al nacer a finales del otro siglo y comienzos del actual es como “germinar entre el pasado y el futuro”.



Seguramente más de uno, sentirá una grata sensación, cuando nombre los diversos juegos que endulzaron nuestra infancia, antes de que la tecnología estuviera tan a nuestro alcance.



Yo vivo en San Luis Tehuiloyocan, es un hermoso pueblo, en el cual, hasta hace unos años la población era muy reducida en comparación con la que existe hoy en día. Tal vez por eso siento que las cosas eran un poquito antiguas, como si mi localidad se hubiera perdido en el tiempo con unos cuantos años de retraso.



De los tantos recuerdos que tengo de niña, es que me encantaba jugar atrás de la casa de mi abuelita materna, bajo un gran árbol de nuez, ahí hacía la comidita; pasteles de lodo; me subía al columpio; jugaba a las muñecas; me fascinaba imaginar que viajaba y conocía otros lugares, en fin, decenas de cosas que puedo estar olvidando.



Casi siempre jugaba sola, ya que durante mucho tiempo fui hija única, a pesar que le insistía a mi mamá que me diera un hermanito mis suplicas no fueron escuchadas hasta pasando mis 10 años; de esta manera me acostumbré a estar sola y creo que es lo que más me encanta. Sin embargo, cuando de vez en cuando llegaban a casa algunos amigos míos, o estando en la escuela o también cuando llegaban señores con muchos hijos a rentar cuartos durante algunas temporadas en casa de mi abuelita, nos reuníamos a jugar, los típicos listones, las cebollitas, stop, aunque nunca aprendí a usarlos pero me encantaba ver jugar a los demás niños: el trompo y el yoyo; en casa de mi abuelita nos poníamos a cantar Doña Blanca, el patio de mi casa, a la víbora de la mar y uno de mis favoritos: el lobo feroz. Por supuesto que también jugábamos a las canicas, la lotería, serpientes y escaleras.



Son muchos los juegos que generaciones atrás y la mía tuvimos la fortuna de conocer. En mi opinión me sentiría más satisfecha al haberme divertido con un juego de los que acabo de nombrar que es más “natural” a diferencia de uno más “electrónico”.



Tengo demasiadas anécdotas acerca de mi niñez, que si contara todas, creo que haría un libro; por el momento quiero compartir algunos de los tantos juegos con los que han reído cientos de niños, espero que los recuerden con cariño.

Anónimo

1 comentario:

  1. Interesante historia, definitivamente fue una época maravillosa, a muchos de nosotros nos tocó pero a menor escala, creo que a usted le tocó en su mero apogeo. Algo que de verdad admiro es la capacidad que tenemos todos los seres humanos para convivir y disfrutar de la vida indistintamente de nuestra época, es decir, los jóvenes de antes se divertían con lo de antes y los jóvenes de ahora se divierten con lo de ahora.

    Estoy totalmente de acuerdo cuando usted cuando dice que prefiere las diversiones más “naturales”, yo también, prefiero las diversiones que no dependen de un aparato electrónico. Me gusta su manera de pensar, muchos piensan igual y es grato a mis oídos dicha reflexión. Cada quien tiene que disfrutar su época y vivirla de la mejor manera, pero cuando nos envolvemos en los recuerdos del pasado llega una sensación de agradabilidad que no podemos explicar.

    Muy buena descripción del pasado añorado y vagamente recordado.

    Muchos saludos “Anónimo”. Atentamente:

    Jahaziel Guzmán Jiménez
    Conalep Puebla I

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