¿Hasta dónde volarán las cometas, con el viento de Dolores Castro? Presentación del libro Termitas.

Imaginemos a un joven o una chica adolescentes, nacidos o criados en la provincia; los únicos privilegios de que gozan son una familia, tal vez no siempre completa o amorosa y una escuela que sin lujos, alberga sus sueños y moldea sus mentes. Es un escenario común, hasta que la Palabra hace su arribo y los enamora. Tímidos y con la misma incertidumbre y esperanza que los primeros amores tienen, dejan volar sus pensamientos, sus emociones y sus opiniones, como cometas atados al papel por delgadas líneas de tinta. No es fácil, porque siguen cumpliendo otras responsabilidades, desempeñando otros roles; hay que continuar con los estudios, con los quehaceres en casa e incluso, con jornadas laborales. Tal vez haya también quien no los apoye o quien no crea en ellos, pero nada es más fuerte que su deseo de darle cauce a su voz. Así transcurre el tiempo, hasta que un buen día, aparece algo de su esencia colgada en un periódico o enroscada en las hojas de un poemario. Al vencer los primeros obstáculos, su confianza crece y en adelante ya nada los detendrá.

Creo que alguno de ustedes estará suponiendo que hablo de las Termitas y en cierto modo así es. Estas son algunas de las muchas similitudes que ellos y ellas guardan con la verdadera identidad de quienes describo: un par de jóvenes escritores que a la postre dieron a su país (Chile) sendos premios Nobel de Literatura. Me refiero a Gabriela Mistral, que a los 15 años ya escribía artículos en un periódico de su ciudad natal y a Pablo Neruda que a los 16 publicaba poemas en una revista local. Gabriela fue además maestra y pedagoga, y Pablo diplomático y activista político. Puedo agregar que ambos se conocieron, posiblemente en una escuela aunque por la diferencia de edades no podrían haber sido compañeros.

Y ustedes Termitas son muy parecidos a ellos: muchachos con talento, con sensibilidad y con rumbo. Además cuentan ya con un muy peculiar galardón, porque entre sus primeras lectoras está la Maestra Dolores Castro, una de las mejores poetisas del siglo XX, que recibió su primer reconocimiento literario precisamente con una tarea escolar, una composición sobre la primavera… y ya nada la detuvo. Las palabras que les dirigió son como su obra, claras y precisas, de un significado profundo y sin embargo de un entendimiento fácil y perenne. Pocas veces la lucidez poética es tan gentil y sabia; pocas veces también, la generosidad humana es tan genuina y entusiasta. Ella sin duda, ha traído viento nuevo para sus cometas.

Es seguro que ustedes serán Profesionales Técnicos, sabemos que tienen ya trazado su plan de vida; pero lo que nos intriga es saber si hemos tenido el privilegio de vivir la iniciación de un cronista o una novelista o de un grupo de poetas que prolongarán la lista de célebres escritores poblanos como José Luis Ibarra Mazari, Fritz Glockner o Ángeles Mastretta, Gilberto Bosques o Raquel Olvera, quien ha sido la oficiosa celestina de este romance suyo con las letras. Queremos creer que llegado el momento, cuando una Termita se encuentre en los grandes recintos donde será homenajeada por su talento, recuerde la escuela que albergó sus sueños, donde sus primeros cometas partieron.

Mientras tanto, Termitas, manos a la obra, que en la comunidad Conalep hay muchos ojos queriéndolos leer y muchas manos deseando aplaudirles.

Fabiola Camargo.

Febrero 14 de 2012.